En la mayoría de las personas la vuelta a la “normalidad laboral” no supone ningún trastorno, sino más bien al contrario, ya que se vuelve con energías renovadas a la actividad productiva en especial para quienes el entorno laboral se compone de actividades gratas y creativas.
Pero en algunos casos, la presión de la vuelta al trabajo puede llegar a ocasionar cuadros de estrés con manifestaciones emocionales, comporta mentales y físicas: malestar, ansiedad, depresión, disminución del rendimiento, palpitaciones, sudoración, aumento de las frecuencias respiratoria y cardíaca, temblores, cambios de humor, etc.
Os dejamos un vídeo con consejos para su prevención.
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